El agua fue el concepto generador en mi primera Instalación de la Sala Mendoza, en 1993; desde ese momento ha aparecido en distintas instalaciones y en muchas de las piezas estructurales y videos. Se evidencia no sólo en la organicidad, la inestabilidad y el movimiento, sino también en el tratamiento de la luz, en cómo la luz se comporta al relacionarse con ella.

En esta nueva experiencia, abordo un proyecto espacial con otra dimensión, donde las líneas pueden seguir dibujando en el espacio para generar una imagen abstracta, pero son figuras humanas las que la conforman. Es una suma de cuerpos que van a hablar del mar, su superficie móvil y su sonido.

Tenía una imagen visual de los cuerpos en el espacio, de su capacidad y plasticidad para crear una superficie móvil, pero cuando tuve la experiencia viva de estar junto a tantas conciencias, el proyecto tomó otra dimensión para mí. La respiración del grupo me hizo percibir como un globo de energía, conexión y cohesión; una fuerza distinta que puede ser transformadora.

Magdalena Fernández
Programa de mano
mares/ instalación corporal
2018

 
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